La Tempestad

OME, videodanza dirigida y protagonizada por la bailarina y coreógrafa mexicana Camila Arroyo, se presentará en la edición 14 del Festival Internacional de Danza Contemporánea de la Bienal de Venecia, que se llevará a cabo entre el 13 y el 25 de octubre de 2020. “El proyecto surgió a partir de una urgencia inexplicable por explorar el baile entre la cámara y el cuerpo; decidí dirigir mi propio video, un poco a ciegas, en un momento en el cual estaba pasando por transiciones migratorias en mi vida, para explorar los sentimientos que me causaba sentirme en el ojo de esa transición”, explica la artista escénica. 

Grabado en 8 mm, el cortometraje busca mostrar una identidad formada entre la Ciudad de México y Nueva York, donde Arroyo cursa una maestría en estudios de performance en la Tisch School of the Arts, como becaria de la Fundación Jumex Arte Contemporáneo. Así, en medio de dos ciudades, la bailarina reunió a un equipo pequeño para llevar a cabo el proyecto, conformado por Isaiah Sears, Axel de Chaunac Cuevas y Diego Hauz, quienes se encargaron de la cinematografía, la edición y la musicalización, respectivamente. 

Una mexicana en Venecia

“La invitación de La Biennale para presentar OME en el festival de danza fue completamente inesperada”, admite Camila Arroyo. “Hace unos meses recibí un correo del departamento de danza, música y teatro con la invitación y, honestamente, me tomó un par de semanas creerlo y asimilarlo. Aún no sé cómo dieron con la pieza, pero me siento muy agradecida pues, siendo para mí un primer ejercicio, nunca pensé que fuera a estar en una plataforma de esta magnitud; ver el proyecto en el programa es realmente emocionante”.  

OME está programado para presentarse en el Spazio Marceglia del Arsenale, el día del cierre del festival, como parte de la sección dedicada a cortometrajes. El programa de la noche del 25 de octubre incluye a coreógrafos como William Forsythe, con Alignigung, y Lil Buck, con Lil Buck at Fondation Louis Vuitton. También se presentará HUMANA, de la chilena Paulina Rutman; One Another, del francés Kevin Frilet; y Unspoken Spoken, del británico Fin Walker. 

La pieza se estrenó por primera vez en el Festival Internacional de Videodanza en la capital mexicana en 2019. Sin embargo, se ha presentado en festivales de Estados Unidos, entre ellos el Dance Camera West de Los Ángeles, In/Motion International Dance Film Festival de Chicago y Café Telephone de Nueva York. Asimismo, se exhibió en POOL Internationales TanzFilmFestival, en Berlín, y fue nombrada la videodanza del mes por Dance Magazine.  

El movimiento del recuerdo

La idea de OME surgió de forma orgánica durante la transición de la artista entre ciudades y países diferentes. “Me gusta tomar fotografías con cámaras desechables, y tenía una colección de fotos de mi vida en Nueva York y la Ciudad de México. En cada rollo había una mezcla de ambas ciudades y para mí era importante incluirlas como un homenaje a las memorias que llevo conmigo. Intenté que la rapidez del montaje no dejara claro a qué espacio pertenecen las imágenes”. 

“Es una mezcla entre un ritual de conexión con el espacio y una manifestación visual de la memoria”, agrega la coreógrafa. “Hicimos un montaje donde se entrelazan imágenes con escenas coreografiadas y grabadas en Brooklyn. Al mostrarlas rápidamente y mezclar la quietud de la foto fija con el movimiento del video y del cuerpo buscaba emular una especie de cualidad de movimiento del recuerdo: ¿cómo se mueve la memoria?”. 

Para Camila Arroyo la expresión corporal y los recuerdos están relacionados, ya que la memoria es procesada a través del cuerpo. “Guardamos historias, memorias e ideas: el cuerpo es la nave que nos ayuda a transportar, procesar, comunicar y compartir nuestros archivos personales y comunales”, explica. “En mi práctica de movimiento es importante tener las membranas que procesan luz, texturas y olores, activas y disponibles; pero también me gusta sentir que todo es nuevo, que estoy moviendo el pie, tocando duela o jugando con la luz por primera vez. Me parece un buen ejercicio para procesar y absorber el mundo”.  

No sólo la música complementa la danza, el lenguaje corporal también dialoga con el lenguaje fílmico en OME. “Se complementan muy bien, ya que ambos son estudios de movimiento. El cine juega con el espacio, el tiempo y el ritmo, al igual que la danza. Tanto el proceso de edición como la puesta en escena me parecen inherentemente coreográficos, y la cámara nos permite romper fronteras espaciotemporales que tal vez la danza en vivo no. Ese juego de tiempo, espacio y movimiento me parece muy interesante, y fue algo importante en la creación del proyecto”.  

Fotograma de la videodanza ‘OME’ (2019), de Camila Arroyo

Otros proyectos en camino

Además de participar en La Biennale, Arroyo busca terminar una nueva videodanza para la marca de ropa Sabrina, de Sabrina Olivera. “Es una diseñadora mexicana que admiro mucho, y con quien quería colaborar desde hace tiempo. Un punto de partida fuerte para sus colecciones son archivos feministas como el de las soldaderas de la Revolución; me interesa mucho explorar esos archivos que Sandra usa a través del vestuario y el movimiento. Son dos maneras muy fuertes de registrar historias corporales”. 

Además de esta videodanza, Arroyo prepara una pieza para Danza UNAM sobre resignificar el imaginario del bailarín durante la pandemia, que cuenta con la colaboración de los artistas Ana G. Zambrano y Ricardo Daniel. “Muchos están replanteando la idea de la escena, aunque la forma en que utilizamos el cuerpo también va a permear el trabajo que se está creando de ahora en adelante. La distancia, el contagio, la separación, la añoranza. Tal vez no de manera directa o literal, pero definitivamente creo que esta experiencia cambiará la manera de llevar el cuerpo a escena”.