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Libro de la semana

Un lenguaje negativo

Guillermo Núñez Jáuregui comenta ‘La significación del silencio’, firmado por Verónica Gerber Bicecci y Luis Villoro; el libro retoma, relee y reinterpreta uno de los ensayos más conocidos del filósofo mexicano

Guillermo Núñez Jáuregui | lunes, 3 de septiembre de 2018

¿Cómo leer La significación del silencio, firmado por Verónica Gerber Bicecci y Luis Villoro? Es un libro interesante que retoma, relee y reinterpreta uno de los ensayos más conocidos (y reimpresos) del filósofo mexicano, y que aquí aparece como parte de una colección editorial, Ñ, abocada a darle “un lugar especial a la publicación de obras inéditas que abordan las paradojas del documento y la inscripción, así como la experimentación con el objeto libro” (el proyecto, “iniciativa de documentación y publicación”, fue fundado por Calos Prieto Acevedo y Mario de Vega). El ensayo de Villoro (original de 1960), como su título sugiere, ya adelantaba una posición que habría de distanciarse de la academia analítica que tuvo tan buena acogida en algunos departamentos de filosofía mexicanos (el ensayo también puede leerse, por esto y por sus invocaciones heideggerianas, no sólo como un texto de interés estético sino como una reflexión espiritual).

Pero el ensayo está acompañado (o completado o desplegado) aquí por un ejercicio visual de Gerber que primero se vio en un espacio expositivo (como parte de la colectiva Forma sobre fondo que se montó de junio a agosto de 2017 en Proyectos Monclova, curada por Willy Kautz), transformado ahora en libro. Un libro, digamos, engañoso: primero invita a la lectura atenta del ensayo de Villoro para desenmascararse luego como un artefacto que, más bien, invita a no leer o a leer de otra forma; a plantearse, al mismo tiempo, por otras maneras de escribir, incluyendo las extrañas formas de la escritura que atraviesa la estrategia de escribir sin escribir (una senda que no es ajena a la tradición mexicana, ni siquiera a autores contemporáneos, como ha mostrado Mario Bellatin; una senda, además, que recuerda la historia de los artistas visuales asistidos por la literatura). Por supuesto, se trata de la tensión que ha acompañado a la obra de Gerber desde hace varios años. Sólo un par de pistas asisten aquí al lector desprevenido. Una llave visual para seguir el mapa de diagramas de Venn que constituye la primera parte, y una explicación sobre lo que conforma el libro (“una radiografía de pausas a partir del ensayo La significación del silencio de Luis Villoro. Cada una de sus comas, puntos y coma, dos puntos, puntos y seguido, y puntos y aparte son la pauta para imaginar el mecanismo del silencio, ese lenguaje negativo que se construye de manera invisible en todo texto. O, como Villoro lo describe, ‘la materia en la que la letra se traza, el tiempo vacío en que fluyen los fonemas’”).

Debe decirse que este tipo obra, que ayuda a imaginar un lenguaje privado (incluso hermético) y a reconectar con la historia de los emborronamientos, de las apuestas formales, de los libros que desarrollan ideas estéticas (antes que temas, estilos o grandes anécdotas o experiencias), no deja de ser refrescante, especialmente cuando hoy lo interesante se mide en éxitos de ventas o en salidas ingeniosas en las redes sociales: el opuesto ensordecedor, precisamente, del silencio.

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