16 de agosto de 2017

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Artes visuales

Ocho años de SOMA

El espacio se ha distinguido no sólo por funcionar como un lugar independiente fundado por artistas, sino por ofrecer un programa de desarrollo artístico y pedagógico enfocado a la discusión del arte contemporáneo.

Guillermo Núñez Jáuregui | jueves, 7 de diciembre de 2017

A finales del pasado mes de noviembre se celebró el último Miércoles de SOMA de este año, en el que las curadoras Lauren Jones y Alix Jolanta-Polczynski hablaron con el público sobre Art Bater, un proyecto que cofundaron en 2009 que posibilita el trueque entre artistas a través de exhibiciones. También durante el mes de noviembre se cumplió el octavo aniversario de la institución mexicana, en la que siempre se ha llamado la atención a formas inventivas de relación entre artistas y público (como Art Bater). Para Bárbara Hernández, directora general de SOMA, es un buen momento para prestar atención al trabajo que se ha realizado hasta la fecha y avanzar algunos de los proyectos que se avecinan: “Podemos volver a hablar cuando se cumplan diez años, pero ocho es un buen número”. “Además”, añadió Laura Cortés, coordinadora de proyectos en SOMA, “es un buen momento para reflexionar pues este año SOMA cumple con siete generaciones de artistas egresados”.

A diferencia de otras instituciones educativas mexicanas que tienen énfasis en las artes visuales, como la Esmeralda o las distintas instancias del CEDART, SOMA se ha distinguido no sólo por funcionar como un espacio independiente fundado por artistas, sino por ofrecer un programa de desarrollo artístico y pedagógico que podría ser visto más afín al universo de los posgrados. Y aunque en un inicio la cercanía de SOMA con el grupo de artistas de Temístocles 44 o el que orbitó en torno al espacio de La Panadería fue marcada, con el tiempo se le ha dado más espacio a la colaboración horizontal en distintas latitudes. Organizativamente, esto ha resultado en la creación de un consejo de artistas (en el que se encuentran Eduardo Abaroa, Julieta Aranda, Carlos Amorales, Minerva Cuevas, Teresa Margolles y Yoshua Okón, entre otros), un consejo de asesores y un patronato que permite el funcionamiento de la institución.

Además, siguiendo su vocación inicial, también se ha fortalecido la relación con artistas e instituciones a nivel internacional. SOMA ha recibido a creadores o profesionales del arte en residencia así como a estudiantes extranjeros (latinoamericanos, europeos y norteamericanos) a través de SOMA Summer, un programa con ocho semanas de duración impartido en inglés. A lo largo de los ocho años, como puntualizó Hernández, se han “creado convenios con instituciones” de distintas latitudes. En el caso del programa de verano “estos convenios consisten en afiliaciones con universidades u otras instituciones que becan a uno de sus artistas para que venga a México y realice el programa de verano con nosotros. Anualmente firmamos convenios con quince instituciones diferentes”, entre ellas la universidad de Stanford, la Universidad de San Diego, el Instituto Real de Arte de Suecia o la Escuela Cantonal de Arte de Lausana, entre otros.

SOMA también ha establecido convenios para las residencias de artistas que ofrecen: “estas alianzas nos permiten recibir en la residencia a diferentes invitados que podrán colaborar con nuestros programas mediante revisiones de portafolios con los integrantes del programa, con la impartición de un taller o la participación en un Miércoles de SOMA. También realizamos residencias de intercambio, donde un ex integrante del programa es recibido por una institución hermana, y SOMA recibe a otro invitado en México”. Entre las instituciones aliadas se encuentran la Fundación Jumex, el MUAC, el Museo Amparo, el IFAL, el Museo de Arte Contemporáneo de Burdeos y la Acción Cultural Española, entre otros.

Es claro que SOMA opera de manera singular: ha esquivado la burocratización excesiva que caracteriza a la educación superior mexicana –pero también la validación oficial–, con un programa dinámico que enfatiza el pensamiento crítico (con duración de dos años, en el que se imparten talleres, asesorías personales, visitas de estudio, cursos); además, ha desarrollado una serie de actividades que no sólo han vinculado a profesionales del mundo del arte de manera horizontal, sino que han creado una comunidad en constante conversación con el público. Los Miércoles de SOMA, por ejemplo, se han vuelto una constante en la agenda cultural de la Ciudad de México, pero no es la única veta pública que han explorado, también está el Cuarto de Proyectos, un espacio de exhibición de rotación continua. “Otros proyectos que se vinculan con el público”, señaló Cortés, “son el proyecto de fin de curso y las publicaciones del Programa Educativo. El proyecto de fin de curso se concibe como un ejercicio expositivo que enmarca el cierre del programa para cada generación. SOMA no busca imponer un guion curatorial o una línea de investigación específica, por lo que cada proyecto es el resultado de una serie de reflexiones, discusiones y encuentros que el grupo realiza y que responden a los intereses y propuestas generadas en los dos años del programa”. Hasta la fecha se han celebrado cuatro proyectos finales: Demasiado Futuro, que se montó en el Centro Cultural de España (2013); El Fuego y El Borrego, que se montó en el Ex Teresa Arte Actual (2014); El aire entre las cosas, Casa Maauad (2015) y la serie de intervenciones La isla, que pudo verse en la isleta menor del Lago mayor del Bosque de Chapultepec (2016).

El próximo proyecto de fin de curso se inaugurará el 17 de enero en las instalaciones de SOMA. Tiene como título El movimiento no está en la pantalla y será acompañado por una publicación. Pero no es lo único que viene para SOMA: “las siguientes generaciones realizarán otra primera publicación al término de su primer año. Este proyecto busca funcionar como un primer encuentro colaborativo entre los miembros del programa, que les permita conocer sobre la práctica del otro, así como experimentar con el formato editorial. Estas publicaciones son el resultado de una colaboración con la Fundación Alumnos 47”. Hernández y Castro también anunciaron que buena parte del archivo de los Miércoles de SOMA (356 presentaciones en total) podrá verse en el futuro a través de una plataforma digital, con subtítulos tanto en español como en inglés.

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