La Tempestad

Ayer se abrió el primer ciclo de conferencias del Festival de Arquitectura y Ciudad Mextrópoli, con la presencia de Saskia Sassen y Richard Sennett, matrimonio de sociólogos cuyo discurso, a lo largo de su quehacer académico, se ha dirigido contra el capitalismo urbano. Tal vez no sea tan sorprendente la relación logística que el festival mantiene con las instituciones gubernamentales. En México, gran parte de la actividad cultural es producida con economía del Estado. Pero si leemos las conferencias de Sassen y Sennett –así como las palabras de Eduardo Vázquez Martín, Secretario de Cultura, quien dijo que era necesaria «una ciudad más inclusiva»– en el contexto de las políticas urbanas del Distrito Federal, podemos encontrar un vínculo entre las realidades descritas por los conferenciantes y la retórica progresista del gobierno capitalino.
Sassen inició su ponencia planteando una diferencia entre los parques corporativos de Santa Fe y la tradición de los barrios en el centro de la ciudad. Mencionó que los segundos podían desafiar sistemas económicos cerrados creando sus propias reglas de intercambio comercial, convivencia social y decisión sobre los espacios que habitan, al contario de los oficinistas de Santa Fe, quienes trabajan guiados por sistemas sobre los cuales no pueden decidir. «En los barrios es donde se construyen posibilidades económicas», dijo Sassen, quien, durante su exposición, exploró las posibilidades de los barrios como entidades disidentes a las lógicas capitalistas que desarrollan la construcción de franquicias y autopistas antes que de espacios públicos. Un día antes, los habitantes de Mixcoac fueron replegados por granaderos mientras protestaban por la tala de árboles a raíz de la construcción de un túnel subterráneo.
Por su parte, Sennett habló sobre la ciudad cosmopolita como una entidad sociológica. Según Sennett, el cosmopolitismo de un centro urbano se basa en la heterogeneidad y en lo incompleto, y una porción de territorio que cumpla con dichas características no puede ser entendida con un aparato estructural con el que se pretenda darle unidad. La unidad, para Sennett, genera problemas sociales en las ciudades cosmopolitas. Ante esta idea, es oportuno atacar las iniciativas gubernamentales como el problema que constituyen –aumento de precio a servicios de transporte público sin mediar los contrastes de clase que existen entre los habitantes de la capital; mejoramiento de infraestructura urbana de zonas con mayor poder adquisitivo y habitadas por extranjeros. A la ciudad se le pretende proveer de una verticalidad, de un sentido único, discriminando la realidad de clases sociales específicas, la heterogeneidad mencionada por Sennett.
Además de la importancia de sus conferencias para la agenda cultural, el mensaje de Sassen y de Sennett permite reflexionar el espacio más allá de la plasticidad. Los capitalinos no somos simples consumidores de un territorio, habitamos un lugar con todo lo que ello implica. Sassen y Sennett lanzaron varias preguntas que pueden ser dirigidas a las iniciativas urbanas de la actual gestión del Distrito Federal.