La Tempestad

Memorias

Llego en taxi al Museo Universitario del Chopo, escapando del tráfico. Cada vez que asisto a este lugar recuerdo el curso de periodismo cultural que tomé en el ático del recinto, hace un par de años, antes de su remodelación, y el célebre hotel El Museo, que se encuentra enfrente, conocido por las fotografías de otros museos en sus pasillos. Un grupo de personas sale del edificio universitario, se dispone a realizar un recorrido, el destino es el Museo Aragón. ¿Dónde queda el Museo Aragón en la colonia Santa María la Ribera? Visitar este lugar de la ciudad de México es reconocer un esplendor de antaño que incita a preguntarse qué papel tiene el estado actual de los espacios en nuestra memoria, de qué forma afectan en la creación de una identidad.

La visita al Museo Aragón, que tiene como lema Recuerdos de lo cotidiano y familiar, la encabeza Horacio Aragón Calvo, nieto de Agustín Aragón, que fundó la revista Positiva en 1901, y cuya casa todavía conserva su fachada original, en el número 215 de la calle Dr. Atl. Durante la caminata, en la que un grupo de personas atraviesa la alameda en la que se encuentra el Kiosko Morisco, Aragón Calvo relata de qué forma se ha transformado la colonia: la desaparición del cine Majestic, la pulquerías que sobreviven y las nuevas que hay por el rumbo, las célebres quesadillas de grandes dimensiones que se encuentran en una esquina de la plaza, que desde hace varios años se han vuelto muy populares, etc.

El recorrido es parte de Encuentros secretos, un proyecto de la Compañía Opcional, que encabezan Aristeo Mora, Cecilia Guelfi y Lara Ortiz. Mora, que anima al grupo a llegar a Eligio Ancona no. 116, sede del Museo Aragón, comenta que no considera teatro expandido la pieza que actualmente presenta en el Chopo –antes del recorrido, en el Foro del Dinosaurio, se presenta el mapa que la compañía elaboró a través de las postales de los vecinos les hicieron llegar con información sobre los espacios de la colonia–: «Lo que intentamos lograr son tiempos y espacios de excepción donde puedan darse encuentros alrededor de una obra escénica, pero, digamos, la pieza no es de teatro expandido, simplemente ayuda a que se den acontecimientos excepcionales que no podrían darse si no se jugara con una idea de arte o teatro».

Objetivos

«La preocupación inicial de este proyecto es plantearse cómo desarrollar herramientas de planeación urbana que sean incluyentes no en el sentido de que diagnostiquen, sino que tomen en cuenta las necesidades, las memorias y las afectividades de una comunidad en la que se va a modificar la morfología, la nomenclatura y las leyes de un espacio. La intención de esta pieza, entonces, es acercarse a la posibilidad de desarrollar una herramienta que supere la planeación urbana actual, la planeación flexible y la zonificación», considera Mora.

El señor Aragón Calvo explica cuál fue su objetivo al instaurar un museo: «quise preservar la memoria de mi familia, que está unida a Chilpancingo, lugar del que es originaria. Así que aquí se pueden encontrar fotografías y objetos que reconstruyen su historia». El Museo Aragón crea una narrativa que inicia con imágenes de los abuelos paterno y materno. El fundador del lugar explica que no ha sido tan complejo establecer relaciones entre las fotografías, ya que siempre que se reúne con otros integrantes de la familia surgen conversaciones en las que se destacan nuevos hallazgos de los antepasados. Otra de las habitaciones del museo, que se encuentra dentro de una vecindad, a la que Mora llegó por recomendación de los integrantes de La Comuna, da cuenta de cámaras fotográficas, teléfonos, identificadores de llamada, videos en formato beta y un tocadiscos, entre otras cosas, que se presentan como aparatos usados en el siglo pasado.

¿Cómo puede ser entendido el acto de la instauración del Museo Aragón? «Es un acto de resistencia en el plano de la cotidianidad. Es un hallazgo muy importante para utilizar estas herramientas. Lo interesante ya no es la existencia de asociaciones civiles que luchan por preservar una memoria que después se convierte en un estandarte de esta necesidad, sino que en lo cotidiano hay gente que tiene el interés de mantener su memoria, de compartirla, que encuentra formas para hacerlo que ya no son aquellas a las que nosotros estamos acostumbrados, como una manifestación, sino que son acciones concretas que manifiestan la persistencia de la memoria», opina el creador de la Compañía Opcional.

Mutaciones

El proceso de aburguesamiento que vive la colonia Santa María la Ribera, como otros espacios de distintas ciudades, es relevante, pero no tanto como visibilizar que se están desarrollando en estos espacios actos para que resista la memoria, para que puedan coexistir formas de vida. Mora confiesa que una de las características principales del proyecto Encuentro secretos en la Santa María la Ribera, la segunda colonia fundada en el DF, es la resistencia al nulo diálogo que existe entre los habitantes y las instituciones públicas y privadas que colaboran en el aburguesamiento. «Es una resistencia sin espectacularidad, de la vida diaria».

El siguiente paso para la pieza de la Compañía Opcional es la creación de un archivo web en el que podrán consultarse las postales que precedieron a la creación del mapa de la colonia, así como audioguías que apoyen los recorridos. Encuentros secretos tendrá una especie de continuación en Prácticas de la imaginación, una pieza cuya intención es hacer visibles y replicables formas de vida que no están contempladas dentro de la legalidad. «Nuestros territorios de trabajo son cuatro: la familia, la escuela, el barrio y el trabajo». “Cortar, copiar y pegar” y “Road Life” son dos de los juegos en los que se pretende, en el caso del primero, reconstruir la memoria de una persona desconocida a partir de tomar prestados los recuerdos de otros. El segundo es un juego para cambiar de cuerpo, de rol o de género en el que la compañía filmará una película con en la que, a partir de una serie de deseos o requerimientos, el sujeto se transformará en lo que siempre ha soñado.