16 de agosto de 2017

La Tempestad

También las artes cambian al mundo

28/04/2024

Redaccion

Leemos, vemos, oímos

La Redacción | jueves, 16 de julio de 2015

En las últimas semanas, los integrantes de la redacción se han ocupado de lo que sigue:

 

Nicolás Cabral, director editorial

Luego de completar la extraordinaria Tremé (David Simon, 2010-13), vi películas como Blackhat. Amenaza en la red (Michael Mann, 2015), Entrevista con unos vampiros (Taika Waititi y Jemaine Clement, 2014) y Ex Machina (Alex Garland, 2015), además de los documentales La sal de la tierra (Wim Wenders, 2014) y What Happened, Miss Simone? (Liz Garbus, 2015). Volví a Buenos muchachos (Martin Scorsese, 1990), esa obra maestra, y sigo la segunda temporada de True Detective (Nic Pizzolatto, 2015). Además de Mil surcos (2014), de Martín Cristal, he estado leyendo a narradores húngaros: Imre Kertész (Sin destino, 1975; Fiasco, 1988) y László Krasznahorkai (Melancolía de la resistencia, 1989). Por razones indeterminadas, en estos días oigo algunos discos de Megadeth, Anthrax y Slayer, luego de una temporada marcada por Kendrick Lamar, Run the Jewels, Earl Sweatshirt y Clipping.

 

Óscar Benassini, coeditor

Estoy leyendo Mosquitos (1927), de William Faulkner, los relatos de horror de D.H. Lawrence y La bandera inglesa (2005), de Imre Kertész. Vi la miniserie noir Hinterland (2013), la segunda temporada del anime Knights of Sidonia (2009) y la primera de Penny Dreadful (2014): las tres son buenísimas. He seguido, domingo a domingo, True Detective (2015). Fui a la Cineteca Nacional a ver Qué difícil es ser un dios (2013), de Aleksei German: es genial. Vi la puesta en escena Durango 66 (2015), de Teatro Línea de Sombra, en el Teatro El Milagro.

 

Guillermo García Pérez, coeditor

Leo La esencia del cristianismo (1841), de Ludwig Feuerbach; terminé La ciudad letrada (1984), de Ángel Rama. Vi las películas Qué difícil es ser un dios (2013), de Aleksei German, y La tribu (2014), de Miroslav Slaboshpitsky. Estos días he escuchado From Kinshasa (2015), de Mbongwana Star, y Noites do Norte (2000), de Caetano Veloso. Todo es top.

 

Guillermo Ñúñez Jáuregui, jefe de redacción

¡Una noche oscura, el impulso utópico y sus fracasos dominan mis lecturas y visionados! He seguido, con entusiasmo, la segunda temporada de True Detective (2015). Además, vi recientemente La noche del cazador (1955), de Charles Laughton; Sed de mal (1958), de Orson Welles; y Pacto de sangre (1944), de Billy Wilder. Leí Cosecha roja (1927), de Dashiel Hammett, y empecé su La llave de cristal (1937). Ahora, simultáneamente, leo La casa de K (2013), de Héctor Toledano, y Frankenstein (1818), de Mary Shelley. De fondo, pero lentamente, leo Arqueologías del futuro (2005), del buen Fredric Jameson –y para descansar del noir y la ciencia ficción, leo a cuentagotas Una soledad demasiado ruidosa (1971), de Bohumil Hrabal.

 

Ana León, redacción

Terminé la tercera temporada de House of Cards (2015); ninguna me ha gustado más que la primera. Vi el documental de Netflix What Happened, Miss Simone? (2015), de Liz Garbus, que recomiendo. Fui al cine a ver Moebius (2013), de Kim Ki-duk; la española Estocolmo (2013), de Rodrigo Sorogoyen; y el documental de Wim Wenders sobre la vida de Sebastião Salgado, La sal de la tierra (2014). El último libro que leí fue Una soledad demasiado ruidosa (1977), de Bohumil Hrabal, hermoso de principio a fin. Antes de eso me dedique a la lectura de La canción de la bolsa para el mareo (2015), de Nick Cave; La libélula (1985), de Amelia Roselli; y Al oeste de Roma (1986), de John Fante. Se me cruzaron por el camino los discos Ibeyi (2015), de Ibeyi, y Excavation (2013), de The Haxan Cloak. Vi un par de exposiciones: en la SAPS, Hotel Juárez, de Francis Alÿs; en el MUCA Roma, La ciudad y sus afectos.

 

Carlos Rodríguez, coordinador web

Leí El frío (1985), de Thomas Bernhard; Buñuel, del surrealismo al terrorismo (2013), de Víctor Fuentes; El cine como acontecimiento (2014), de Alain Badiou; y la antología de cuentos La coartada perfecta (2000), de Patricia Highsmith. Fui al Museo Jumex a ver Calder: derechos de la danza; en el MUCA Roma vi La ciudad y sus afectos y, en el MODO, la exposición de diseño japonés. He visto películas como Made in Bangkok (2015), de Flavio Florencio; Relatos iraníes (2014), de Rakhshan Bani-E’temad; La tribu (2014), de Miroslav Slaboshpitsky; El botón de nácar (2015), de Patricio Guzmán; Alemania, año cero (1948), de Roberto Rossellini; Intensamente (2015), de Tere Docter y Ronaldo del Carmen; Strella, más que una mujer (2009) y Xenia (2014), ambos de Panos H. Koutras. Recientemente descubrí la música de Terry Riley y he estado escuchando Persian Surgery (1972).

 

Christian Mendoza, reportero web

Leí La voluntad de los objetos (2014), de Abraham Cruzvillegas, y ahora estoy con Against the Day (2006), de Thomas Pynchon, y Ensayos por ahora (2014), de Eduardo Milán. Vi la primera temporada de la excelente Grace & Frankie (2015) y Sense8 (2015), la serie sentimentaloide de los Wachowski. También La chinoise (1967), de Jean-Luc Godard, y su maravillosa Adiós al lenguaje (2014). Escuché I Don’t Like Shit, I Don’t Go Outside: An Album by Earl Sweatshirt (2015), un disco reformista dentro del hip hop; la pieza sonora Cascade (2015), de William Basinski; Excavation (2013), de The Haxan Cloack; The Hungry Saw (2008), de Tindersticks; For Octavio Paz (2003), de Six Organs of Admittance; y las Seis Casi Sonatas en Cuartos de Tono (2007), de Julián Carrillo, ejecutadas por Jimena Giménez Cacho. Visité el Teatro El Milagro para ver Si sólo voy a vivir una vez quiero ser rubia (2015), de Zuadd Atala.

 

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