16 de agosto de 2017

La Tempestad

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15/05/2024

Diseño

40 años, 40 voces

Francisco Cancino, diseñador de moda, continúa esta serie de perfiles, concebida como un mosaico que aspira a expresar la diversidad sexual-creativa mexicana, a cuatro décadas de la primera Marcha del Orgullo LGBT +

ALFREDO NARVÁEZ Y RICARDO VELMOR | martes, 19 de junio de 2018

Francisco Cancino © Ricardo Velmor

A cuatro décadas de la primera Marcha del Orgullo LGBT +, presentamos esta reunión de testimonios, realizada en colaboración con Anal Magazine. Esta serie, que inició en La Tempestad 135 (junio de 2018), ofrece un mosaico que aspira a expresar la diversidad sexual-creativa mexicana. El conjunto de textos, que consta de cuarenta voces, agrupa no sólo a artistas y diseñadores, sino también gestores culturales, curadores, editores y personas del mundo de las ideas. En esta tercera entrega Francisco Cancino (1985), diseñador de moda, ahonda en su práctica.  

 

¿Cómo empezó tu proceso creativo?

El guiño que la moda a mi vida viene a través de los objetos. Me recuerdo de niño con muchísima inquietud, preguntándome quién estaría detrás del desarrollo del envase de la licuadora o del desarrollo de un calzado. Desde muy chiquito yo decía: alguien hizo esto, ¡qué maravilloso! Necesito saber quién lo hizo. Mi mamá tenía una colección enorme de zapatillas y yo fantaseaba mucho en acomodar estos objetos de manera obsesiva, por colores, y pensar de nuevo en el desarrollo. Los objetos fueron como un vínculo, una pasión. Me introduje a la moda viendo a la ropa como un objeto, pero un objeto que puede trascender en el tiempo y en la cultura.

Empecé a hacer ropa como a los 17 años: era más cursi, sufría un poco, me devastaba… En aquel tiempo me resultaba complicado definir mi sexualidad, todo era burbujeante… Después, para sostener el afán de mi oficio, tuve que empezar a darle más seriedad. Durante un tiempo monté un tallercito en casa de mi papás en el que hacía ropa sobre encargo.

¿Tu preferencia sexual tiene una relación con tu creatividad?

Pertenezco a una generación en la que ser diseñador de moda ocasionaba problemas familiares, porque representaba, sin eufemismos, salir del clóset. Dedicarte a esto era como aceptar públicamente que eras gay. Cuando yo dije que quería ser diseñador de moda, emocionalmente ya estaba fuera del clóset.

Al principio fue un problema, fue escandalizante. Pero yo lo tenía tan claro que lo defendí. Dije: Esto es lo que yo quiero, no es lo que los demás quieran, es mi vida.  Lo defendí y lo conduje. Tuve que ser no sólo valiente, tuve que ser cínico para poder enfrentarme a mis papás, que eran mi mayor talón de Aquiles.

¿Tu práctica artística tiene relación con movimientos sociales?

A través de Yakampot, mi marca, he trabajado con artesanos, en su mayoría mujeres indígenas. He colaborado con más de cuarenta comunidades de Guerrero, Quintana Roo, Veracruz, Chiapas, Oaxaca y Michoacán. Actualmente trabajo de forma continua con gente de Chiapas y Oaxaca.

¿Tienes relación con la comunidad LGBT mexicana?

Los últimos años he trabajado para entender mi propia homofobia a través del psicoanálisis. Es complejo porque uno piensa que no la tiene.

¿Cómo observas el futuro del diseño mexicano?

La moda mexicana vive un momento interesante, pero sería muy complaciente decir que está en su mejor momento o alguna de esas mamadas que leo. Lo que los diseñadores independientes no tenemos es un sistema de producción que garantice que nuestros productos lleguen a piso de venta. Una empresa de moda no se hace en tres días, si es rentable necesita veinticuatro temporadas, que son doce años. Los proyectos más antiguos de la Semana de la Moda apenas están llegando a esa temporalidad.

¿Cómo observas el futuro de la diversidad sexual en México?

Me gusta pensar en un futuro armónico en el que la etiqueta LGBT ya no tenga la fuerza que ahora posee. Lo importante es que estemos en un lugar donde simplemente nos sintamos bien.

¿Qué recomiendas a la juventud?

Que contemple la naturaleza. Eso me parece trascendental. Tenemos que conectarnos con la fortuna de habitar este planeta, aunque suene a una tontería holística. Creo eso puede cambiar la perspectiva de la gente.

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