16 de agosto de 2017

La Tempestad

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02/05/2024

Artes visuales

Los otros colores de Fabián Cháirez

El artista mexicano desplegó su propuesta pictórica en ‘Other Colours’, exhibición individual en la UK Mexican Arts Society de Londres

Paula López Zambrano | martes, 27 de julio de 2021

Fotografía: © Ana Blumenkron

La exposición de Fabián Cháirez Other Colours se presentó, bajo la cuidadosa curaduría de Helga Baitenmann, en la UK Mexican Arts Society de Londres del 21 de junio al 24 de julio. Incluyó una serie de pinturas que retratan a indígenas erotizados, charros feminizados, católicos excitados y otras provocaciones. Escenificados en planos que remiten al pasado mesoamericano y son acompañados por elementos naturales y urbanos característicos de México, así como de símbolos estereotípicos de la identidad nacional (la serpiente, el maguey, el gallo, los sombreros), estos cuerpos seducen al espectador y lo invitan a entrar en una realidad pictórica donde el humor y la crítica ejecutan subversiones tan juguetonas como políticas.

Los temas retratados aluden a la identidad y la historia, a relaciones de poder y rúbricas de resistencia, a la homosexualidad y la etnicidad, así como al borde que separa las formas y los conceptos de lo masculino y lo femenino. En estos complejos escenarios el artista utiliza una serie de anacronismos como recurso discursivo y material de resistencia ante regímenes dominantes, abriendo espacio a la articulación social de la diferencia.

Fabián Cháirez

Fabián Cháirez retratado por Ana Blumenkron

Anacronismo transgresor

A través de un anacronismo a la vez formal y de contenido –la pintura figurativa y, particularmente, el óleo sobre lienzo– Cháirez remite a temas de historia sagrada o profana del imaginario artístico del siglo XIX que caracterizaron el discurso plástico de la Academia mexicana. Su obra también alude al movimiento indigenista desarrollado a principios del siglo XX con la finalidad de fortalecer la identidad nacional, enfocado en la celebración de las razas y las culturas indígenas a través del reconocimiento del pasado prehispánico (glorificando al indígena del pasado, marginando al indígena contemporáneo). Hay, en específico, un diálogo con la imagen romántica y amanerada de los cuerpos retratados por Saturnino Herrán, autor al que el artista homenajea.

Fabián Cháirez retrata hábilmente cuerpos fuertes, orgullosos, que se distinguen por una belleza prominente y un erotismo inherente. Este erotismo ejerce su poder más allá de los límites materiales de la imagen, cautivando a quienes las contemplan. El cuerpo se transforma en un poderoso mecanismo que pervierte cánones de representación heteronormativos o racialmente represivos, así como en receptáculo de diálogos.

A través de la exploración de la técnica –la vuelta a la anticuada technē– y la revisión de contenidos pasados, el artista revela un anhelo por conectar con la historia para reformular estereotipos de género establecidos y, así, subvertir estructuras de poder instauradas. La pintura tradicional y los temas academicistas se convierten en estrategias artísticas de resistencia, una resistencia descoyuntada de las tendencias estilísticas actuales: una arrière-garde que ejerce un poder subversivo mediante el paradójico regreso a la tradición.

Fabián Cháirez

Fotografía: © Ana Blumenkron

Filiaciones

Las imágenes de Cháirez establecen conexión con el neomexicanismo y otros movimientos de los años ochenta latinoamericanos. Es notable la influencia de Julio Galán en el recurso autobiográfico, así como en los entornos estereotípicos mexicanos y folclóricos de ensueño (que tienen sus raíces en imágenes de libros que Cháirez vio durante su infancia en Chiapas). Aquí es relevante mencionar a Alejandro Aguilera, que también cuestionó a los héroes oficiales invirtiendo los cánones tradicionales de Occidente y llevándolos a lo periférico. Y, por supuesto, el trabajo de Juan Dávila, particularmente El libertador Simón Bolívar o La Sagrada Familia, piezas en las cuales, a través de la provocación humorística, el artista confrontó las ideologías y las prácticas conservadoras y normativas en el arte, la cultura y la historia de Latinoamérica.

Los cuerpos exhibidos en la galería londinense capturan el deseo de conectar con el pasado en múltiples instancias; representan el anhelo de reformular narrativas históricas que siguen imponiendo valores e ideologías, consolidan hegemonías y se renuevan a través del tiempo; personifican la aspiración de dar visibilidad a modos de pensamiento y experiencia queer. El resultado es la puesta en escena de historias alternativas encarnadas en cuerpos híbridos de la cultura periférica. Así se vuelve evidente que éstas siguen siendo historias de privación y discriminación. El racismo, el machismo, la marginación a las comunidades indígenas y la segregación de las prácticas homosexuales, así como la violencia sobre los cuerpos transgénero, no son temas anacrónicos en la realidad contemporánea.

No hay aquí, sin embargo, trauma o resentimiento. Por el contrario, estos son cuerpos fuertes y orgullosos en escenografías glorificadas. Encarnan el erotismo gay, el deseo trans y la sensualidad queer. Representan, desempeñan y personifican un erotismo afirmativo. Se trata de la emergencia de nuevas posibilidades antes que de la fijación en el lamento o la pérdida. Los personajes de Cháirez materializan una resistencia cultural de identidades –étnicas o sexuales– no hegemónicas frente a los códigos sociales y culturales dominantes; exaltan de manera juguetona las prácticas excéntricas.

Fabián Cháirez

Fotografía: © Ana Blumenkron

La retaguardia subversiva

Como medio de representación del cuerpo indígena, la pintura tradicional se convierte en una estrategia arrière-garde para revertir estratificaciones sociales represivas. Como medio de representación del cuerpo queer, pervierte los estereotipos normativos en la representación del género. El artista reconfigura el poder anacrónico de la tradición con finalidades que antes no tuvo, amanerando la historia y erotizando la cultura contemporánea, dando visibilidad a voces periféricas (que fueron y siguen siendo excluidas).

En otras palabras, el artista se apropia de técnicas y contenidos tradicionales y los traslada a la esfera poética de su realidad personal y autobiográfica, mientras realiza un desplazamiento a la esfera política, a la lucha de la comunidad transexual y las prácticas LGBTQ+. Una vez más el cuerpo se convierte en un mecanismo que recibe y ejerce poder mientras actúa como estrategia poética de autorización cultural, subversión y juego. Como recurso político de disidencia.

Fabián Cháirez

Fabián Cháirez en la UK Mexican Arts Society de Londres. © Ana Blumenkron

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