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De entre los archivos: Atl y Nahui

La relación que sostuvieron el Dr. Atl y Nahui Olin es motivo de un filme que en breve verá la luz; este idilio también ha sido materia prima de la literatura contemporánea, comenta aquí Guillermo Núñez

Guillermo Núñez Jáuregui | lunes, 18 de junio de 2018

El próximo mes de agosto llegará a la cartelera mexicana Nahui, un filme biográfico sobre Carmen Mondragón, como también se le conoce a Nahui Olin. Realizado por Gerardo Tort –quien entre 2010 y 2011 dirigió varios capítulos para series televisivas históricas–, con guion de Marina Stavenhagen (con Irene Azuela en el protagónico y con Julio Bracho interpretando al Dr. Atl), se trata de una de las instancias que confirman que se está preparando el terreno para que, desde los pasillos (o catacumbas) de la academia y la historia del arte mexicano, “vuelvan” (¿pero es que no estaban allí?) Gerardo Murillo y Nahui Olin. De la misma forma, desde el pasado junio el MUNAL presenta la exposición Nahui Olin. La mirada infinita, una revisión de la obra de Mondragón que cede también al cotilleo biográfico (los comunicados de prensa del museo no logran evitar hablar del “flechazo inmediato” entre Murillo y Mondragón). ¿Se trata de una franca “fridacalización”?

Parece que el terreno donde se encuentran el arte y el gran público está cubierto por las trampas del espectáculo, pero hay algunos ejercicios dignos que vale la pena atender, y no sólo en museos (o la pantalla grande). Por ejemplo, desde principios de año circula en librerías una reproducción de Cómo nace y crece un volcán. El Paricutín (1950), a cargo del Colegio Nacional, un elegante ejercicio editorial que recupera el diario, las ilustraciones, las pinturas, los bosquejos y las fotografías del Dr. Atl, así como sus observaciones vulcanológicas del suceso geológico de 1943. La versión facsimilar se puede encontrar en pasta dura y blanda.

La literatura contemporánea, a veces desde las encorsetadas prácticas de la novela histórica, también ha atendido la relación entre el Dr. Atl y Nahui Olin: es el caso de Yo soy Atl, de Carmen Haro (publicada en noviembre del año pasado por Textofilia). La novela sigue la senda documental (además de escritora, Haro es historiadora del arte) y se atiene a las convenciones de la novela realista, procurando repasar los hitos biográficos de Murillo.

Contrasta, en ese sentido, Nahui versus Atl (2014, Turner) de Alain-Paul Mallard, que con una serie de viñetas, a veces atómicas, normalmente continuas, logra retratar al México posrevolucionario pero también la “volcánica relación” de los artistas. La visión atomizada de las escenas que conforman la novela recordará a más de un lector un montaje cinematográfico: es natural, el libro surgió, y a cierto grado heredó la forma, de un guion para cine, no realizado (también de Mallard). Sobre esto vale la pena leer el “Postfacio prescindible”, en el que Mallard no sólo reflexiona sobre la evolución del texto, sino sobre su forma; es de agradecer que incluso en una “novela histórica” (tan dada, como ya se ha dicho, a convencionalismos) un escritor vuelva a preguntarse por la mejor manera de escribir un tema.

Una nota final: ¿han “vuelto” Murillo y Mondragón? Debe insistirse: seguían allí. El mismo Mallard, al dar fe de las fuentes consultadas para su novela, recuerda varios títulos que se han escrito en torno a los artistas, pero también de ellos (algunos prescindibles, otros centrales, como Óptica cerebral, de 1922; Câlinement je suis dedans -1923- o À dix ans sur mon pupitre, de 1924; los tres de Mondragón). Mallard destaca uno que, durante mucho tiempo, pudo encontrarse en librerías de viejo, para convertirse en una auténtica rareza bibliográfica: Gentes profanas en el convento (1950), descrito por Mallard como un “extrañísimo artefacto narrativo de corte autobiográfico en el que el Dr. Atl dio a la luz pública, a casi treinta años de los hechos, las palpitantes, desaforadas, inflamables cartas de amor que Nahui le dirigió […] Testimonios de un alma en combustión, las cartas de amor / odio –el Odi et amo de Catulo– constituyen a mi juicio el corazón verdadero de la obra literaria de Nahui Olin, sus mejores páginas”.

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