16/12/2025
Literatura
Los secretos de ‘La caza’
Con su tercera novela, el sonorense Daniel Avechuco Cabrera se confirma como una potente voz de la narrativa mexicana reciente
El escritor sonorense Daniel Avechuco Cabrera
Si nunca han llorado ustedes y quieren llorar, tengan un hijo.
David Foster Wallace
La caza, de Daniel Avechuco Cabrera (Hermosillo, 1985), es una novela que carcome –como una polilla persistente– la aparente solidez con la que la realidad suele explicarse a sí misma. No sólo nos coloca ante un escenario duro y plenamente existencial; también insinúa la presencia de ese otro orden que a veces intuimos con el rabillo del ojo. Ese ámbito donde nacen los escalofríos y las pesadillas, donde se gestan los miedos sin nombre, la culpa primitiva, el deseo oscurecido. Avechuco se interna en esos detonadores que alteran la conciencia y revelan, con inquietante nitidez, los límites frágiles de la cordura.
El autor nos guía por la angustia de Fabio, un padre cuya vida se desmorona tras la desaparición de su hija Bruna. Con ella se derrumba no sólo la idea que tiene de sí mismo, sino la estructura entera del mundo que lo rodea. Con una prosa multisensorial y meticulosamente cuidada, Avechuco traza una narrativa donde cada acción y cada movimiento están conectados con una mitología íntima, con un mecanismo secreto que sostiene la lógica del relato. Ejemplo de ello es la teoría numérica con la que Fabio intenta explicar las minucias de la vida cotidiana, y que el autor convierte en revelaciones que iluminan –o ensombrecen– la experiencia del lector. En ese sentido, la novela es también una lúcida reflexión sobre la vulnerabilidad de los vínculos filiales, los traumas del pasado y las disociaciones que, a veces, nos apartan de nuestra propia identidad.

Cortesía del Fondo Editorial Universidad de Sonora
A la relación entre Fabio y Bruna se suma la perspectiva de Matías, hermano del protagonista y detective nato. Mientras Fabio se encierra en espacios estrechos –y aún más en su mente–, Matías se mueve a campo abierto: indaga, observa, interpreta. Se adentra en las grietas de las palabras ajenas para extraer pistas e indicios. Estos contrastes espaciales y narrativos oxigenan la obra y la convierten en una trama adictiva, de esas que no se pueden soltar. El lector entra en un universo íntimo y queda atrapado en él, avanzando junto con los personajes que van desprendiendo, capa por capa, su verdadero rostro.
Uno de los aspectos más fascinantes de La caza es su epicentro dramático. Para comprender el desbordamiento emocional de Fabio –que ocurre ante nuestros ojos– Avechuco nos conduce al pasado: a una tragedia situada en el monte, rodeada de rituales que sugieren un quiebre en la realidad y un descenso inquietante hacia zonas psíquicas profundas y oscuras. Ese pasado no sólo explica, sino que detona.
La literatura de Daniel Avechuco Cabrera –que en 2024 obtuvo un premio nacional de novela breve (ESAC), uno estatal (Concurso del Libro Sonorense) y uno internacional (Una Vuelta de Tuerca)– es una revelación. Un secreto, oculto durante años, que ahora queda expuesto. Ese doctor y maestro de literatura, de mirada siempre encendida y temperamento cauteloso, estuvo gestando silenciosamente una obra cuya potencia estalla hoy con fuerza. La caza no sólo confirma su talento: lo anuncia con la contundencia de lo inevitable.