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16 de agosto de 2017

La Tempestad

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13/05/2024

Literatura

Anne Boyer: “Los poetas conocemos el futuro”

La estadounidense Anne Boyer presentó en México el libro ‘Desmorir’ (Sexto Piso); Carlos Priego habló con ella sobre este ensayo

Carlos Priego | lunes, 20 de septiembre de 2021

La escritora estadounidense Anne Boyer. Cortesía de Sexto Piso

Desde la publicación de El buen apocalipsis de Anne Boyer, en 2006, y a lo largo de una carrera compuesta por casi una decena de libros, algunos de poesía y otros de ensayo, Anne Boyer (1973) se ha concentrado en descifrar los mecanismos que relacionan a las personas con la sociedad, para exponerlos a través de una escritura repleta de observaciones reveladoras, precisas y expresivas. Boyer visitó la Ciudad de México para presentar Desmorir (Sexto Piso), ingeniosas y penetrantes memorias sobre la batalla de la autora contra el cáncer de mama y, al mismo tiempo, cáustica crítica hacia el universo médico capitalista, que le valió el premio Pulitzer de no ficción 2020, lo que a la fecha, confiesa, la mantiene “en shock después de recibir la noticia”.

Desmorir alterna dos planos narrativos: uno en el que detalla su vida –su diagnóstico, sus extenuantes tratamientos de quimioterapia y su doble mastectomía, profundizando en el miedo, el sufrimiento y la soledad que trae el cáncer– y otro en el que inserta su experiencia en un marco más amplio donde existe ella, pero también todo lo que le rodea, aunque no se perciba. Es clara cuando expone: “ningún paciente es soberano y todos los que lo sufren, tanto los marcados por el tratamiento por el cáncer como los marcados por la agotadora rutina de cuidar a los afectados por el cáncer, están además marcados por nuestras particularidades históricas, agrupadas en constelaciones de relaciones sociales y económicas”. Sentada en la sala de la librería Casa Tomada, la autora explica, con la asistencia de Paulina Ortega en la traducción: “No solamente me interesan los casos particulares, sino también cómo ese caso aislado representa lo global y cómo se concibe según la cultura, historia, política de estos lugares y, particularmente hablando de los médicos, cómo generan que unas cosas sean válidas y otras no, a través del conocimiento científico”.       

Ciencia y poesía

¿Qué llevó a Boyer del campo de la poesía a la escritura de no ficción? Al señalar la importancia de la poesía para percibir el mundo, la autora permite comprender un poco mejor que “los poetas están constantemente interpretando el mundo”, y que sólo desde su óptica de poeta pudo escribir este ensayo: “Si hubiera pensado desde el punto de vista científico acerca de cómo funciona el cáncer, no lo hubiese escrito porque no podía considerarlo sin la belleza del lenguaje”, afirma. “Después de que te diagnostican muy pocas cosas vuelven a ser las mismas”, por esa razón en este libro “me conté a mí misma una historia tratando de entender lo que creció en mi interior como algo que es y no es a la vez yo misma. El amor propio, en estas condiciones, parece requerir que ames el cáncer en ti misma y que, además, lo odies como una amenaza para ti”. Confiesa: “Éste es mi cuerpo y quiero saber qué ha pasado con él”.

Enfermedad y lenguaje

Boyer reflexiona sobre el papel del lenguaje en su experiencia personal asociada al dolor. Una semana después de cumplir 41 años fue diagnosticada con cáncer de mama triple negativo de pronóstico grave, que requería un tratamiento muy agresivo; al principio, el médico que la atendió tomó decisiones que él creyó mejor para ella, afirmando que un tratamiento menos agresivo era lo más adecuado. Por su parte, ella se documentó, consultó libros sobre el tema, además de descripciones muy precisas de los lugares de tratamiento, los estragos y marcas que dejan en los cuerpos. Aun cuando se documentó extensamente sobre su padecimiento, su primer médico determinó que el primer tratamiento era lo mejor para ella. “Quiero ser generosa con el doctor porque, a pesar de todo, entiendo que él estaba preocupado por mí y que también actuó desde su forma de concebir el mundo en general, no sólo con este caso, y había algo que nos separaba: no nos poníamos a la par en nuestro discurso, no lográbamos encontrar ese punto de encuentro que nos permitiera entendernos, lo único que nos unía era ese sentimiento de estar al borde de la vida y la muerte y luchar por quedarse en la vida”, explica.

Boyer alimentó su sed de entender otras formas de ser en el mundo mediante la lectura de memorias de otras escritoras, que se reproducen en el libro y condensan su experiencia con otros lenguajes. Aparecen, incluidos en Desmorir, testimonios de Susan Sontag, Jacqueline Susann, Charlotte Perkins, Audre Lorde o Fanny Burney, que se alternan con datos, estadísticas y estudios científicos. La presencia recurrente de estas declaraciones no solo da un respiro a la narración, sino que permiten percibirla a contraluz. “Como escritora, cada vez que algo me pasa o me obsesiona trato de buscar en la literatura qué más hay o qué más se ha dicho sobre eso y, en este caso en específico, cómo lo habían considerado otras escritoras”.

Anne Boyer

Portada de Desmorir (Sexto Piso, 2021)

El sufrimiento de las mujeres

Se lee en el libro: “La literatura nada como pez en el agua en todo tipo de prejuicio existente… En la literatura el cáncer de una persona parece existir como el instrumento para las epifanías de otra”. Ante esa idea, Anne Boyer se rebela y sentencia: “no necesitaba construir un templo del llanto”, y reflexiona sobre la estigmatización que conlleva el cáncer y la necesidad de “crear un espacio para la expresión física de la pena tanto individual como colectiva, un lugar que expusiera tranquilamente el sufrimiento como algo compartido y que garantizara alguna protección contra reaccionarios antitristeza”.

Escritores y realidad

Desde que Anne Boyer comenzó a publicar a principios de siglo, lo que más le preocupa es no escapar de la realidad y compartir el mundo en que vivimos actualmente. “Los poetas conocemos el futuro. Entendemos que el futuro es una mentira porque todavía no llega. Lo que tenemos aquí es el presente y los poetas siempre lo hemos sabido, constantemente estamos captando el mundo. Por eso, la mayoría de las personas le preguntan a todos, excepto a nosotros porque no quieren escuchar esa verdad que es difícil”. Anne sostiene que actualmente “se está escribiendo desde lo dramático” y ella trata de “no ser reaccionaria sino más bien preguntarme ¿qué está pasando?” y explica: “si alguien en mil años lee mis libros quiero que pueda saber qué estábamos haciendo y cómo y, sobre todo, por qué. En el futuro quiero encontrar en mis escritos cómo era la sociedad en el momento en el que fueron hechos y que reflejen que los escritores también son personas ordinarias aunque hagan libros extraordinarios”.

La poesía no se contrapone a lo real

Vivimos en un momento de esplendor de la no ficción y las escrituras del yo. En todos los rincones del mundo se está cultivando el arte del relato sin ficción a un nivel sin precedentes. Para Boyer “la poesía lo es todo”, pero al mismo tiempo le “asusta ahuyentar a los lectores que miren mis ensayos escritos desde esa mirada”. Y aclara: “Las personas hacen el mundo y están constantemente reinventándolo y los poetas estamos atentos y conscientes de que esa es la realidad”. Ante el crecimiento de obras de no ficción escritas bajo la óptica poética, señala en Desmorir: “La verdad debe escribirse para alguien, un alguien que es todos nosotros, todos los que existimos”.

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